Nos la saltamos. Nos saltamos la Place Vendôme cuando vamos a París. Si la hemos visto, porque ¿para qué repetir con todo lo que nos falta por tachar del checklist?. Si no lo hemos hecho, porque nos apabulla su silueta, su esplendor y el brillo de sus joyerías. Nos la saltamos y no debemos hacerlo, porque esta plaza está cargada de historias e Historia y de ese material están hechos los viajes y los recuerdos. Éstas son algunas ideas para viajes físicos, sensoriales o mentales en torno a una de las grandes plazas de una ciudad repleta de ellas.
— Dormir en la plaza. Es la mejor manera de atrapar el aire de esta zona de París. El Hotel de Vendôme es una joyita que está en el número 1. Encierra la quintaesencia de la ciudad. Este verano hasta el 30 de septiembre, ofrece un paquete llamado ‘Romantic Parisian Escape’, que incluye un tour de tres horas en un descapotable (un Bentley o un Jaguar, quizás?) con chófer.
Para rematar, el chef del hotel, Josselin Marie, prepara un picnic para tomar en las Tullerías. Es una comida para dos: el foie gras, cavair, macaroons o el Billecart Champagne, históricamente saben mejor acompañados. París también.
— Comprar en la plaza. Joyas, relojes, piedras preciosas… Ésa es la compra oficial. Si no se puede o no se quiere, podemos hacernos con otro tipo de tesoros más asequibles como las camisas de Charvet, que sigue siendo la tienda más antigua de la zona: lleva aquí desde 1838. Es un clasicazo que, de tan clásico, va varios pasos por delante del resto.
Imagen: Mr Porter.
— Oler a la plaza. Frédéric Boucheron fue el primer joyero que se instaló en el número 26 de la plaza allá por 1893.
Ahora la casa de joyas ha encerrado la fragancia de Vendôme en una botella de cristal. Lo podemos llamar magia o savoir faire, depende de las ganas de epatar con nuestro francés que tengamos. Este nuevo perfume de mujer se llama, de manera inevitable, Boucheron Place Vendôme.
Y, ¿a qué huele una plaza así? Nathalie Lorson y Olivier Cresp han elaborado, a cuatro manos, este aroma floral y oriental que apela a mujeres adultas. Es lo que se llama un perfume francés, y como tal es adulto y sin problemas de autoestima. Éste no es un perfume de niñas ni de tímidas. Sí entra dentro de esa categoría de perfumes que no tiramos cuando se nos acaban: queremos en casa un cabochon de cuarzo como el de su frasco. También queremos tocar su relieve de vez en cuando, que nos recuerda al adoquinado vendômiano (existe ese adjetivo?). Esta joya que huele se lanza en España en septiembre de 2013. Paciencia.
Propósito de enmienda: pasar un buen rato, unas horas, recorriendo la Place Vendôme en el próximo viaje a París, o en el próximo sueño, u oliendo un perfume.
PD: Detalle necrófilo pero mítico: Yoko Ono esparció parte de las cenizas de Keith Haring en esta plaza.
